Bitácora semana 13
La disonancia cognitiva en el conflicto colombiano
Esta semana no ha sido sencilla. Ver a mi país colmado de violencia, odio, apatía y dirigido por un grupo de personas que parece haber perdido la sensibilidad, un atributo que creía innato en los seres humanos, me ha destrozado. Me resulta increíble como normalizamos la corrupción, la desigualdad, la centralización del poder, la violencia e injusticia. Con la bitácora de esta semana no quiero recaer en controversias políticas, por el contrario, creo que en medio de tantos conflictos lo que necesitamos es unión y reflexión. Considero que la situación que está atravesando Colombia no es de tomar partido, no es de ser de izquierda, de derecha o de centro. Violencia es violencia y todas las vidas son igual de importantes.
Todo el pueblo, la nación y la comunidad es la que se está viendo afectada y no solo por una reforma tributaria, hay un conjunto de falencias que en un principio las vimos pequeñas e indefensas, pero que hoy, nos está saliendo caro no haberlas cortado de raíz desde el primer momento. Colombia nos necesita unidos. Por favor, quédense con esta frase que ha circulado por las redes y que tal vez hemos subestimado: “Que el privilegio no te nuble la empatía”. Reténganla y analícenla, realmente nos falta empatía y amor para cambiar este país. A veces no lo vemos, pero todo empieza desde los hábitos y detalles pequeños: cómo le hablas a tu familia, la puntualidad, las decisiones sobre un trabajo en grupo de la universidad, la sinceridad frente a aspectos que no consideramos fundamentales, etc. Todos estos detalles nos forman como personas y a futuro, así como sucedió con las políticas y dinámicas sociales del país, terminan agrandándose y desarrollando monstruos que desearíamos haber controlado cuando pudimos. Por eso, comencemos por mirarnos a nosotros mismos, por cambiar como personas y convertirnos en nuestra mejor versión para luego, transformar el pueblo y al país.
Teniendo en cuenta esta reflexión inicial, tuve algunas cuestiones en mente: ¿Cuál es la justificación para continuar ejerciendo y reproduciendo la violencia? ¿Qué piensan aquellos que la desarrollan? ¿Dónde está la ética y moral? Es verídico que el pueblo está cansado del abuso del poder y que muchas fuerzas policiales no actúan de manera legítima. Sin embargo, es un panorama muy ambiguo que cambia dependiendo de cada circunstancia, una cuestión sobre la que no debemos entrar en detalles para evitar discusiones. Aunque siempre he defendido la diversidad de posiciones y perspectivas, aún más desde que precisamos la importancia del pensamiento crítico durante este curso, resulta ser un tema muy delicado. Sin embargo, no hay duda de que acá todos los puntos son válidos, por supuesto, si son dados a conocer desde el amor y la empatía. Ahora bien, el punto central es que hay una reproducción de violencia y que los actores tienen fundamentos para ejercerla.
En el análisis elaborado por Hasclepio, Hannah Arendt y la banalidad del mal (documental completo) (2013), material audiovisual publicado en YouTube, se profundiza sobre la represión y violencia a partir del Holocausto efectuado por la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, y partiendo de los postulados de Hannah Arendt, Hasclepio asegura que “La historia nos proporciona diferentes encarnaciones del mal con una pléyade de motivos humanos. El agente del mal se suele mover por orgullo, envidia, odio o resentimiento” (2013, 1m, 43s). Así pues, estos motivos se arraigan al ser humano y tristemente, resultan ser su motor de vida. Por lo tanto, las dinámicas violentas se normalizan y se propagan progresivamente en la sociedad, implantándose como esquemas exigidos para el funcionamiento del sistema (Hasclpeio, 2013, 2m20s).
De igual manera, en el 2020, a través de su video publicado en YouTube DISONANCIA COGNITIVA (Leon Festinger) - Psicología de los PENSAMIENTOS CONTRADICTORIOS, Ram Talks desarrolla el fenómeno de la disonancia cognitiva desde la piscología, para analizar y explicar las acciones atroces de múltiples seres humanos. Así pues, el autor parte de la pregunta: “¿Cuáles son los mecanismos psicobiológicos que posibilitan el refuerzo de nuestros esquemas actuales?" (Ram Talks, 2020, 2m, 40s). Para responder a esta pregunta el autor precisa que existe una preferencia y facilidad por convencernos de que tenemos la razón en nuestras decisiones o acciones, en lugar de poner en tela de juicio nuestras convenciones (Ram Talks, 2020, 2m, 18s). En este sentido, los líderes opresores o simplemente, las personas que ejercen, propagan y reproducen actos violentos con frecuencia, están seguros de que sus actos son los apropiados. Es aquí cuando entra el argumento común de que “el otro hizo” o “no hizo” algo que afectó su persona y que, por esta razón, actuó violentamente como mecanismo de defensa.
Ahora bien, en medio de la coyuntura colombiana, hemos visto que muchos actores que en un principio juzgaron una decisión u acción, culminaron realizándola o efectuando una decisión que contradice su postura inicial. Un claro ejemplo son las declaraciones de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez otorgadas en una entrevista con el canal NTN24, durante el concierto Venezuela Aid Live en febrero de 2019, en donde crítica el gobierno venezolano de Nicolás Maduro por el uso de la fuerza sobre civiles: “A la única persona que se le pasa por la cabeza semejante atrocidad, de disparar contra un pueblo indefenso, contra un pueblo hambriento, contra un pueblo enfermo, contra el pueblo venezolano, es a un criminal de lesa humanidad” (El Pitazo, 2019, 27s). Sin embargo, hemos visto cómo el gobierno colombiano ha motivado al ESMAD para frenar las protestas, lo que en muchas ocasiones ha finalizado en el abuso de poder y en múltiples muertes.
Bajo esta lógica, la disonancia cognitiva, planteada por el psicólogo Leon Festinger en el año 1957, se basa en
una latente tensión interna entre el sistema de ideas, creencias, emociones y actitudes que percibe un individuo al portar dos pensamientos que entran en conflicto o un comportamiento que no encaja con otra creencia. Cuanto más anclada esté la disonancia a los valores esenciales del sujeto o más numerosas sean dichas cogniciones disonantes en proporción a las consonantes, más disconformidad sentirá con las mismas (Ram Talks, 2020, 4m, 40s).
En este sentido, hay una tendencia por reinterpretar la realidad de una nueva manera y bajo el dictamen propio, con el fin de afrontar el malestar que le ha generado la contraposición de acciones con sus ideas, valores o pensamientos iniciales.
La fábula El zorro y las uvas de Esopo resulta ser un ejemplo claro de esta teoría. Básicamente, narra la historia de un zorro hambriento que deseaba un ramo de uvas. Al visualizarlo en un árbol, se esfuerza profundamente por obtenerlo, no obstante, no lo logra y se rinde. Tras esta decisión el zorro asegura no haber tenido tanto deseo por las uvas y opta por comer otro alimento. Ahora bien, esta postura final contradice su deseo inicial y se justifica en las circunstancias y dificultades que encontró para lograrlo. De esta forma, como observamos en la figura 1, el planteamiento central de la disonancia cognitiva es la existencia de una desarmonía entre una creencia inicial y una creencia posterior apoyada en hechos, que se contrapone a la inicial. Así pues, se fundamentan dinámicas psicológicas que catalogan la decisión o postura tomada como la correcta (Ram Talks, 2020, 2m, 57s).
Figura 1
Disonancia Cognitiva
Nota. Adaptado de La disonancia cognitiva que sufrimos [Fotografía], de Ana Cristina Vélez, 2020, América Nuestra (https://americanuestra.com/ana-cristina-velez-la-disonancia-cognitiva-que-sufrimos/ ).
Para desarrollar esta teoría con mayor precisión, Ram Talks expone tres paradigmas. El primero es el paradigma de la persistencia de las creencias refutadas, el cual plantea que “cuando una persona hace frente a una información externa que no es coherente con una o varias de sus creencias actuales, tiende a reprobar dicha información” (Ram Talks, 2020, 6m,10s). De esta manera, se refuerza su decisión a partir de un sesgo de información, pues se consultan únicamente las fuentes que la refuerzan. Este paradigma se presenta con frecuencia en los cargos de jefes o en los mismos líderes políticos o sociales que consideran tener la verdad absoluta y que buscan constantemente defender su identidad y estatus. Por lo cual, las alianzas con otros líderes con ideologías similares son un mecanismo para reafirmar y fortalecer su posición.
En este paradigma entra en cuestión la interpretación personal. Es decir, la disonancia está anclada a la identidad: “las personas se perciben, juzgan y valoran directamente de la concepción que tengan de sí mismas. Lo que somos y hacemos determinan nuestra valía.” (Ram Talks, 2020, 11m,15s). Por lo cual, reitero la reflexión con la que inicié esta bitácora: si nos evaluamos y cambiamos a nosotros mismos, después podremos transformar las dinámicas de nuestro país y, por consiguiente, asegurar un mejor futuro para todos.
El segundo es el paradigma sumisión inducida. Este asegura que la justificación del actuar o de la posición de cada ser depende de la recompensa externa, especialmente cuando se realiza una actividad obligatoria que es poco satisfactoria o estimulante para el sujeto. De esta manera, Ram Talks ejemplifica este paradigma a partir de la investigación realizada por Tinger y Carlsmith en 1959, en donde la metodología consistió en otorgar a diferentes estudiantes la actividad de clasificar tornillos y clavos de madera. Posteriormente, a algunos se les entregó veinte dólares de recompensa y a otros, un dólar. Así pues, quienes obtuvieron la mayor cifra encontraron su justificación de la labor en una remuneración significativa, por lo que interpretaron la tarea con una actitud más positiva. Por el contrario, quienes recibieron un dólar, aseguraron haberse sentido obligados a estar parcialmente de acuerdo con la tarea y no culminaron la labor con la misma sensación de satisfacción e interpretación positiva (Ram Talks, 2020, 14m, 40s).
Este paradigma lo presencié cuando deseaba dejar mi primer trabajo como mesera. En realidad, estaba cansada y ya no lo estaba disfrutando como en un principio. Sin embargo, buscaba convencerme de que no podía renunciar por cuestiones económicas, por la independencia que me daba, por lo productiva que me sentía cuando lo ejercía y porque era una oportunidad que no podía desaprovechar, sobretodo en tiempos de pandemia. Aunque durante un mes me refugié en tales argumentos, renuncié y me di la oportunidad de abrirme a nuevas oportunidades. Hay que permitirnos estos sentimientos y dilemas. La teoría de la disonancia cognitiva nos plantea que las contradicciones se deben a nuestros pensamientos e impulsos que pueden estar condicionados por la realidad y los hechos. En efecto, al renunciar contradije mi pensamiento inicial, cuando disfrutaba mi trabajo, me sentía motivada cada vez que asistía y se lo comunicaba a quienes me preguntaban; incluso defendiéndolo y posocionandolo con capa y espada. Sin embargo, no todo en la vida es lineal y, por ende, podemos considerar que la disonancia cognitiva también nos permite evaluar nuestras transformaciones como personas, los diferentes momentos que atravesamos y cómo estos pueden alterar nuestros pensamientos y concepciones; por supuesto, reforzados a partir de los diferentes paradigmas que estamos precisando.
El tercero es el paradigma de la libre elección. Este plantea que cuando tomamos una decisión complicada de carácter irreversible, tendemos a infravalorar las opciones restantes y racionalizar la elegida. En este sentido, el experimento realizado por Jack Brhem en el año 1956, refuerza esta idea. Así pues, dispusieron a 225 estudiantes a evaluar muebles, ropa y cubertería y al terminar, les dijeron que escogieran uno de estos productos como obsequio. Después de un tiempo les pidieron opiniones sobre el objeto elegido y sobre los rechazados. En efecto, los resultados arrojaron que los usuarios otorgaron una mayor puntuación al producto seleccionado que a los descartados.
Bajo esta lógica, es evidente que existe un sentimiento de disconformidad por un choque entre dos cogniciones (Ram Talks, 2020, 18m,48s). Es decir, cuando tenemos la oportunidad de elegir, después de un tiempo, nuestro cerebro defiende lo seleccionado y ataca las opciones descartadas, sin conocer con exactitud la razón. En este punto la racionalización es un aspecto clave, pues, aunque pueda presentarse de una manera vaga en nuestra mente por algunos segundos, en los cuales podemos estar convencidos de que el otro producto era mejor, la descartamos y nos esmeramos en defender nuestra postura. De esta forma, Ram Talks culmina este paradigma citando a Benua (1998) con una frase trascendental: “El hombre no es un ser racional, sino racionalizador” (2020, 21m12s) Lo anterior expone la capacidad que tenemos de invalidar incongruencias del orden económico y social en el que vivimos, pese a que seamos conscientes de ellas y de las implicaciones morales y legitimas que conllevan. Sin embargo, contamos con un afán por tener la razón y obtener seguridad propia, que hacemos lo imposible por justificarlas, reforzarlas e incluso, propagarlas, para de alguna manera, sentirnos bien con nosotros mismos.
Ahora bien, ¿sinceramente nos sentimos mejor al justificar la violencia de cualquier tipo y actor? ¿Nos sentimos bien al darle la razón a un grupo u a otro que viola los derechos humanos? ¿Nos sentimos bien justificando nuestro actuar, cuando en el fondo sabemos que estamos equivocados? Para mejorar el mundo hay que evaluar nuestras decisiones y cómo estamos comprometiendo nuestros valores por simplemente fortalecer nuestro ego. Creo que debemos aprender a aceptar nuestras incongruencias para mejorar como personas y como sociedad. Los invito a verse al espejo antes de tildar a los demás y espero, con todas las fuerzas de mi corazón, que todo lo que sucedió esta semana en Colombia nos haya enseñado que la violencia no es la solución y que depende de nosotros mejorar el país. Comúnmente criticamos nuestras instituciones, nuestro pueblo, nuestras costumbres, y no vemos que son el resultado de nuestras pequeñas decisiones. Por favor, utilicemos el pensamiento crítico y las precisiones que acabamos de abarcar sobre la disonancia cognitiva, para ser nuestras mejores versiones y así, desarrollar herramientas que mejoren nuestro país y nuestro futuro.
Referencias:
El Pitazo. (22 de febrero de 2019). Vicepresidenta de Colombia calificó a Maduro como "criminal de lesa humanidad". [Archivo de video]. YouTube. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=WoMGBCmXLv0
Hasclepio. (15 de octubre de 2013). Hannah Arendt y la banalidad del mal (documental completo) [Archivo de video]. YouTube. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=Y5HdP52z5xE
Ram Talks. (28 de noviembre 2020) DISONANCIA COGNITIVA (Leon Festinger) - Psicología de los PENSAMIENTOS CONTRADICTORIOS. [Archivo de video]. YouTube Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=Y-HSA3wL9Jo
Vélez, C. (21 de agosto de 2020). La disonancia cognitiva que sufrimos. [Figura]. Recuperado de: https://americanuestra.com/ana-cristina-velez-la-disonancia-cognitiva-que-sufrimos/
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