Bitácora semana 15

 Mi mejor decisión: despertar el pensamiento crítico

Increíble cómo pasa el tiempo, ya estamos del otro lado, del final del semestre. Hoy quiero retomar el principio de éste curso, cuando no tenía duda de que sabía lo que eran las normas APA e incluso, me consideraba una buena escritora, sobre todo de ensayos académicos, los protagonistas de mis ocho semestres de vida universitaria. Pero más allá de eso, quiero volver a cuando mi actitud crítica estaba dormida. En el colegio, sobretodo en grado once, mi profesor de TOK (Theory of Knowledge), una clase del programa IB (Bachillerato Internacional), nos mencionó en un par de ocasiones éste concepto. Incluso, dedicamos múltiples cursos a aplicar esta actitud con el fin de evaluar nuestra personalidad, nuestros propósitos de vida, nuestro carácter, principios y valores. La dimensión de éstas reflexiones trascendía más allá de una clase de cátedra, resultó en una mirada interna profunda, hasta el punto de hacernos caer en llanto en muchas ocasiones. Sin embargo, después de esa clase y del ensayo final que realicé, mi pensamiento crítico se congeló. Aunque el curso de Información y Documentación cumplió con los rumores de estudiantes avanzados, quienes recomendaban tomar la clase cuando se estuviera próximo a realizar el trabajo de grado debido a los conocimientos técnicos adquiridos, lo que más me impactó fue la trascendencia, constancia, implicaciones y necesidad del pensamiento crítico. Creo que no hay una sola bitácora en la que no haya mencionado este aspecto, exceptuando la primera: Un inicio detallado. La recuerdo con gracia, ya que, como el mismo título lo expresa, fue una transcripción literal de lo sucedido en clase y con la que me “desnudé” frente a mis compañeros por primera vez, pues me postulé para ser leída. No obstante, a partir de la segunda clase, mis bitácoras, mis decisiones, mis perspectivas y emociones, tomaron otro rumbo. El pensamiento crítico se convirtió en un foco fundamental para mi vida. 

 

Gustavo Patiño, en su texto Escritura y Universidad (2013), en el capítulo primero, cita a González para otorgar una definición de pensamiento crítico: “Capacidad de pensar por cuenta propia con autonomía, analizando y evaluando la consistencia de las propias ideas y el grado de credibilidad de lo que se lee, se escucha o se observa” (P.13). En este sentido, podemos afirmar que por la parte académica éste fundamento ha cumplido su objetivo. Ahora, tanto la lectura como la escritura está condicionada por ésta actitud, por la idea de trascender más allá de cumplir con lo solicitado por el profesor o por actuar y pensar de manera automática y básica. En efecto, el ejercicio de la bitácora es el mayor ejemplo de éste logro. No existe punto de comparación entre las primeras bitácoras y las más recientes, no solo desde el ámbito estructural, al ser mucho más intertextuales, analíticas, críticas y propositivas. También, desde el punto personal, pues a través de éstas conexiones con hechos de coyuntura nacional e internacional, o por medio de simples anécdotas íntimas, las reflexiones efectuadas han tenido un carácter más profundo. 

Hace aproximadamente dos semanas atravesamos un momento bastante complejo en el contexto colombiano: violencia, reformas, paros nacionales, manifestaciones locales, escasez, pobreza, sufrimiento, confusión, incertidumbre y mucha impotencia. Las bitácoras de esa semana han sido las más críticas que vi en todo el semestre. Por medio de éstas se efectuaron análisis desde diferentes ámbitos, como el político, al cuestionar y evaluar las decisiones gubernamentales; el económico, al identificar los efectos que contrajo el paro camionero y las protestas; o el social y humano, el cual nos invitó a evaluar nuestros principios, nuestra capacidad empática y finalmente, crítica. Considero que, con este curso, y particularmente con la escritura, investigación y reflexión que implicaban las bitácoras, he nutrido mis perspectivas, ideales y valores para ser una persona más íntegra. 

Ahora bien, es pertinente recalcar la importancia de los conocimientos técnicos sobre las normas APA, el plagio, el manejo de información, la cultura digital, entre otros temas desarrollados en clase. Así mismo, los múltiples fenómenos conectados para la reflexión, como el efecto Mandela, el efecto Forer, el efecto Zeigarnik o la disonancia cognitiva, sobre los que los que ya profundicé en las bitácoras de las semanas 8, 9, 11, 12 y 13 respectivamente. Sin embargo, reitero el centro de todos éstos aprendizajes: el pensamiento crítico como motor de la intertextualidad y reflexión. Fue a través de éste concepto que logramos integrar los conocimientos técnicos con las evaluaciones críticas, hasta al punto de aplicarlo en acciones diarias que pueden definir nuestro futuro como personas, como profesionales, como comunidad y como país. En efecto, a raíz del conflicto colombiano presente, las últimas semanas hemos evaluado aspectos como la corrupción, que no solo se encuentran en el Congreso de la República, sino desde acciones que consideramos inocentes o que incluso, efectuamos por desconocimiento o inconsciencia. La impuntualidad, la intolerancia con cuestiones familiares, el manejo del trabajo en grupo, la participación errada en clase, la copia o el plagio, son algunas de las razones por las que la corrupción trasciende a escenarios mayores, hasta el punto de condicionar la estabilidad social, política y económica de un país. 

 

    En su texto, Patiño (2013), asegura que el pensamiento crítico exige el desarrollo de ciertas competencias, entendidas como habilidades enfocadas a

“dirigir su propio pensamiento disciplinadamente, con lo que se logra monitorear el planteamiento de preguntas esenciales en cualquier contexto y ante cualquier problemática, la forma en que recopilan y evalúan información, la forma en que llegan a soluciones y conclusiones, y cómo sustentan una perspectiva personal con base en criterios, fuentes y metodologías pertinentes facilitando su comunicación (oral o escrita) y su debate abierto, así como la confrontación de ideas frente a sus pares” (p.15) .

    Evidentemente, su obra está enfocada en la escritura académica, lo cual analizamos detenidamente a partir de las exposiciones de cada uno de mis compañeros. Así pues, además de evaluar los tipos de plagio, de citas, de referencias, también encontramos aspectos como la ortotipografía, entendida como “el uso adecuado de los recursos tipográficos dentro de un texto” (Patiño, 2013, p. 83). Así mismo, cuestiones como el simple uso de mayúsculas y minúsculas, lo que en realidad no resulta ser tan simple, pues el manual de APA 7 destina un capítulo completo para precisar con exactitud cada caso. Todos estos puntos los aprendimos, y pese a que seguramente olvidaremos muchos, a la hora de elaborar textos cuestionaremos de manera crítica no solo cómo escribimos, sino también qué escribimos y por qué lo hacemos. 

    La figura 1 presenta el top 10 de actitudes para desarrollar un pensamiento crítico. Durante éste curso evidencié la importancia de cada uno de ellos, especialmente del número 6: la interpretación. Lo anterior, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo de información instantánea, donde las Fake News parecen ser el motor de muchos medios mientras distorsionan la realidad y espectacularizan los hechos. Por lo cual, es fundamental cuestionar la validez y credibilidad de cada una de ellas. Así mismo, el punto 8 es primordial, pues a partir de la reflexión y mirada crítica, desarrollamos nuestra postura y finalmente, debemos expresarla y generar evaluaciones (actitudes número 9 y 10). 

Figura 1

Top 10 actitudes para desarrollar el pensamiento crítico 

QUE ES EL PENSAMIENTO CRÍTICO? 05 PASOS PARA DESARROLLARLA – Estudio  Tributario Reyes.

Nota. Adaptado de ¿QUE ES EL PENSAMIENTO CRÍTICO? 05 PASOS PARA DESARROLLARLA [Infografía], de Estudio Tributario Reyes, 2021, (https://americanuestra.com/ana-cristina-velez-la-disonancia-cognitiva-que-sufrimos/ ). 

 

    En este sentido, puedo concluir que fue éste mismo pensamiento crítico el que guió mi actitud durante el curso. Aunque muchas veces mi motivación se encontraba frenada, fue a partir de ésta mirada más profunda que determinada mis decisiones y actitudes. Tratar de entregar todas las bitácoras a tiempo y con contenido de calidad, entre más crítico e intertextual, mejor. Así mismo, participar en clase y realizar los quices o actividades a conciencia. De lo contrario, además de engañar a los demás, estaba engañándome a mí y condicionando mi futuro como persona y profesional. Fue a raíz de éste pensamiento que encaminé mi carácter durante el curso, y traté de evaluar con detenimiento los motivos e implicaciones de mis actos. También, considerando las posturas de mis compañeros y del profesor, aunque en muchas ocasiones no estuviera de acuerdo. El respeto, empatía y tolerancia, fueron valores exacerbados a través del despertar de mi pensamiento crítico, lo que resulta extremadamente valioso. 

    Me es muy grato afirmar que el curso de Información y Documentación, particularmente dictado por el profesor Juan Sebastián Cobos, más allá de presentarme las herramientas para ser una mejor escritora, me ha motivado a ser una persona con más perspectiva, con valores e ideales más fundamentados. Lo cual, finalmente será el reflejo de mi futuro como periodista, como internacionalista, como ciudadana y simplemente, como persona. Agradezco infinitamente todas las experiencias y enseñanzas. Es increíble tomar una clase en donde el profesor y los estudiantes se esmeren por aprender con tanta disposición y compromiso. Finalmente. recuerden: no dejemos nunca de lado el pensamiento crítico, no permitamos que se duerma. Por el contrario, nutrámoslo, porque de él depende que nuestra sociedad y país, mejoren. 

Referencias:          

Patiño, G. (2013). Escritura y Universidad. Universidad del Rosario. Recuperado de:https://drive.google.com/file/d/11Kz0OndbusxfZQLBr3wLWsaSiAJtNLog/view

¿QUE ES EL PENSAMIENTO CRÍTICO? 05 PASOS PARA DESARROLLARLA. (2021). Estudio Tributario Reyes. Recuperado de: https://americanuestra.com/ana-cristina-velez-la-disonancia-cognitiva-que-sufrimos/ 

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