Bitácora semana 11 y 12
Efecto Zeiganirk: El poder de lo incompleto
Desde Semana Santa me he encontrado en un estado bastante reflexivo. Realmente hay ocasiones en las que uno se ahoga en un vaso de agua, y es hasta mucho tiempo después que evidenciamos lo innecesarios y superficiales que resultan los problemas que nosotros mismos creamos. Hay que ser agradecidos, con la salud, la vida, la comida, el cuerpo y mente que tenemos. Aprendamos a valorar y a querernos tal cual somos. Recuerdo que esta misma semana leí un tweet que decía: “La pandemia resulta ser un gran examen de tolerancia”. En mi caso lo ha sido, y aunque ahora sean mucho menos las restricciones con las que contamos, fue hasta un año después que noté sus efectos y reflexioné sobre lo que ha implicado, los retos que me ha puesto, la manera en que he manejado varias situaciones y lo afortunada que soy. Mi ansiedad entró a ser protagonista en mi día a día ya que mi capacidad de tener control sobre todo lo posible, se había terminado. El virus me estaba arrebatando ese control, que, de hecho, no es una capacidad de la que me sienta orgullosa. De esta manera, puedo decir, que mi actitud crítica frente a lo que ha conllevado la pandemia ha llegado tarde. Sin embargo, mejor tarde que nunca, ¿no?
Esta introducción se debe a que hoy desarrollaremos la conexión entre el efecto Zeiganirk y nuestro crecimiento personal y productividad, lo cual, va relacionado con nuestra felicidad. En primer lugar, este efecto se produce cuando una acción interrumpida resulta ser más recordada que una acción culminada (Blanco, 2013). Este fenómeno nació en Austria durante los años 20 del siglo pasado, a partir de una experiencia de la psicóloga e investigadora soviética, Bluma Zeigarnik, en un restaurante. Ella notó que los meseros estaban al tanto y prestaban mayor atención a los pedidos que no habían sido completados. Por el contrario, aquellos que ya habían sido entregados en la mesa, tendían a ser olvidados. A partir de esto, la investigadora decidió profundizar en este fenómeno por medio de un experimento realizado a 138 niños. El estudio consistió en otorgarle a los estudiantes una serie de ejercicios, como rompecabezas u operaciones matemáticas. Ahora bien, a la mitad de la muestra seleccionada se les interrumpió el desarrollo de las actividades, mientras que a la otra mitad se les permitió culminarlas. Los resultados demostraron que los niños que no lograron completar sus operaciones recordaban más las preguntas de la evaluación, a comparación de quienes si la finalizaron.
Ahora que lo pienso, este es un fenómeno muy recurrente en las películas y series. Es común utilizar la estrategia de terminar la producción audiovisual con una escena inconclusa, que en efecto genera intriga, hasta el punto incentivar a la audiencia a hacer suposiciones y a esperar con más ansias la próxima película o episodio. De esta manera, los espectadores continúan comentando sobre lo sucedido y, por ende, recuerdan a mayor plazo los hechos. Los fans del universo cinematográfico de Marvel entienden muy bien a lo que me refiero, pero solo los verdaderos, aquellos que esperaron a ver todas las escenas post créditos, para así, sospechar sobre lo que sucedería en la próxima película. Esta estrategia es conocida como cliffhanger, que se interpreta como: “colgando del acantilado”, pues es la impresión que tenemos con estas escenas inconclusas.
El efecto Zeiganirk, además de aplicar en la industria cinematográfica, lo evidenciamos en las labores del día a día. Particularmente, los lectores que conocen los efectos de la ansiedad, pueden entender a lo que me refiero. Tener una lista física, virtual o mental de las tareas que debemos hacer, es un impulso para recordarlas constantemente y auto presionarnos a hacerlas. Esta misma técnica puede ser vista como una estrategia de organización del tiempo muy práctica. En efecto lo es, pero quienes sufrimos de ansiedad podemos verlo como un arma de doble filo. Sin embargo, para ambas interpretaciones aplica el efecto, pues recordamos y nos repetimos las tareas que no hemos realizado o completado, mientras que aquellas que chuleamos o tachamos, las olvidamos.
Así pues, esta semana me sucedió con la exposición asignada para el curso de Información y Documentación. Era el turno de nuestro grupo y nos fueron asignados tres capítulos del texto Escritura y Universidad escrito por Gustavo Patiño en el 2013. El capítulo 5 fue sobre la ortotipografía, la cual se refiere al “Uso adecuado de los recursos tipográficos dentro de un texto”. Por lo tanto, hicimos énfasis en los tipos de comillas y en las situaciones en las que debemos utilizarlas. También, precisamos los tipos de letras, las siglas, los acrónimos, las abreviaturas y sus respectivos tipos:apócope, síncope y aféresis. La apócope se refiere a la suspensión de uno o más sonidos al final de una palabra, como cole, que hace referencia al Colegio. Síncope corresponde a la eliminación de uno o más sonidos en el intermedio de una palabra. Un ejemplo es comprao, término utilizado coloquialmente pero que hace referencia a comprado. Finalmente, la aféresis es la suspensión de uno o más sonidos al inicio de una palabra: bús es producto de autobús. Estas se escriben en cursiva dependiendo de la frecuencia de su uso en el texto y no son consideradas como errores, sino como formas regionales. Adicional a estos aspectos, presentamos el capítulo 6 sobre al uso de mayúsculas y minúsculas en los textos académicos y el capítulo 7, el cual precisaba la escritura de cifras.
Teniendo en cuenta la longitud de la presentación y la precisión de cada aspecto, pues cada uno era muy detallado y distinto para ciertos casos, la exposición fue muy extensa. Antes de realizarla nos dividimos con mis compañeros e intentamos ser los más ordenados posible. Tener en mi computador la lista de los aspectos a exponer en mi parte me ayudaba a presionarme y recordar que debía completar cada uno. De esta manera, fue bastante demorado realizarla: más de tres días, sin tener en cuenta los que utilizamos para leer cada capítulo. Por lo tanto, cuando terminé esta tarea la sensación fue increíble, sentí una satisfacción y tranquilidad asombrosa. No obstante, restaba lo más importante: presentarla a mis compañeros y al profesor. Así mismo, una clase no fue suficiente para exponerla, por lo cual, cuando terminamos la primera clase con únicamente el primer capítulo, no tuve la misma sensación de satisfacción que cuando terminé las diapositivas.
Con esta experiencia, puedo decir que el efecto Zeiganirk cumplió su propósito, pues los próximos dos días estuvo presente en mi mente la idea de que debía continuar con los otros dos capítulos. Esto en cierta manera fue positivo, pues no olvidé todo lo leído e incluso, lo volví a estudiar para la próxima presentación. Por lo tanto, podemos evidenciar que este efecto puede ser utilizado de una manera positiva si lo deseamos: puede impulsarnos a dar más de nosotros mismos y no solo retener la información para las entregas académicas, sino contenerlas por el mayor tiempo posible para aplicarlas en más circunstancias de nuestras vidas.
En este sentido, para mejorar nuestra productividad y evitar la ansiedad que genera el efecto con las tareas del día a día, es pertinente evaluar nuestros hábitos. El profesor T. Rachivandran, a cargo del curso virtual Developing Soft Skills and Personality del Instituto Indio de Tecnología Kanpur, durante el capítulo Uso del efecto Zeiganirk para la productividad y el crecimiento personal, desarrolla esta idea. Inicialmente, asegura que “la dopamina tiene un rol crucial para crear hábitos adictivos”. En este sentido, esta hormona se activa cuando repetimos actividades que nos generan placer y se desactiva con aquellas que consideramos desagradables o incomodas. No obstante, el docente afirma que el problema de la dopamina es que “realmente no sabe si estamos usando hábitos buenos o malos”.
A partir de este punto, es que el efecto Zeiganirk aplica, pues debemos utilizarlo para presionarnos a hacer esos hábitos que sabemos que son buenos, que necesitamos y que cuando los cumplimos activamos la dopamina. Por lo cual, el profesor Rachivandran asegura que “gracias al efecto Zeiganirk es que los pensamientos vienen y se incluyen en tu cerebro, incluso si querías enfocarte en otras cosas, porque lo dejaste incompleto”. Me resulta increíble como algo que sucede diariamente tiene un trasfondo cognitivo y afecta mi estado emocional. Es verdad que cuando no completo mis tareas o lo que tenía planeado para mi día no me siento bien, en especial porque si puedo ser “la niña de los marcadores”, como dirían algunos de mis compañeros, es decir: la que tiene una cartuchera con mil lapiceros, esferos, resaltadores, cada uno destinado para algo en específico. También, aquella que es obsesionada con la lista de tareas, el planner semanal y el calendario. Sí, esa soy yo y aunque a veces es un gran recurso para ordenarme y hacer las múltiples actividades de mi vida, también a veces me genera estrés o insatisfacción no completarlo todo.
De esta manera, el docente Rachivandran concluye que esos pensamientos de aspectos negativos o tareas indeseadas que queremos evitar, pero que son recordadas gracias al efecto, nos impulsan a “usar la dopamina, pero de una manera diferente y después, eso hará que te fortalezcas, hará que salgas de eso gradualmente y tarde o temprano completamente, para luego, empezar un capítulo fresco en tu vida”. Así pues, es importante evaluar nuestros hábitos, utilizar el pensamiento crítico que el profesor Juan Sebastián Cobos nos ha inculcado y cuestionar lo que realmente es sano para nosotros. Igualmente, hay que evaluar las estrategias para desarrollar aquellos hábitos positivos y que disfrutemos su satisfacción por hacernos bien, para así, activar la dopamina. A mí me pueden funcionar las listas, pero cuando veo que me generan mucho estrés y ansiedad, las cambio por alarmas o recordatorios en el celular. Es tarea de cada uno utilizar el producto del efecto Zeiganirk en su día a día para adoptar hábitos y pensamientos que nos ayuden a mejorar nuestro rendimiento, nuestros pensamientos, nuestra salud, nuestro estado de ánimo, etc.
Con esta reflexión y con la experiencia que tuve a lo largo de la semana con la prolongación de mi exposición, puedo concluir que los buenos hábitos son fundamentales para ser felices. Ordenar nuestro tiempo y tareas contribuye a nuestra paz, nuestra seguridad y, por ende, en nuestro estado de ánimo. Ser personas productivas y efectivas tiene efectos grandiosos en nuestro día a día, aún más si es sobre actividades que disfrutamos y nos hacen bien. Por eso, sigan cuestionándose. Me es muy grato afirmar que la clase de Información y Documentación más allá de enseñarnos las normas APA, nos está impulsando a autoevaluarnos críticamente para ser mejores personas y profesionales.
Referencias:
Blanco, D. (2013). ¿QUÉ ES EL EFECTO ZEIGARNIK? Cenit Psicólogos. Recuperado de: https://cenitpsicologos.com/que-es-el-efecto-zeigarnik/
Patiño, G. (2013). Escritura y Universidad. Guía para el Trabajo Académico. Centro de Enseñanza y Aprendizaje Universidad del Rosario. Recuperado de: Escritura y universidad_pdf-2.pdf
Rachivandran, T. [Developng Soft Skills and Personality]. (2016, septiembre 9). Using the Zeiganirk Effect For Productivity And Personal Growth. [Archivo de video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=1qgH23QX0WY
Recuero, E. (2019). Efecto Zeigarnik y cómo usarlo (Cliffhanger) | Cómo escribir y publicar un libro. [Video]. Youtube.https://www.youtube.com/watch?v=DTbZl7WzWmc
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